Relatos:Nazi Potter y la Filosofía Perdida - Capítulo 1: Estando-ahí

De Bestiario del Hypogripho
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Harry Potter

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La pequeña Moon Amabien estaba oculta por la capa de invisibilidad cuando oyó las voces. Había salido del dormitorio Ravenclaw para devolver un libro a la biblioteca sin que nadie lo sepa y por lo tanto no tener que pagar varios Sickles de recargo por atraso. Pero lo que escuchó esa noche la cambiaría, y al destino de Hogwarts, para siempre...

— ¿No lo entiendes, Hermione? Estos manuscritos cambiarán el mundo. Los profesores sabían de su poder y por eso los ocultaron en la Sección Prohibida. —Exclamó Harry, apuntando a unos negros cuadernos lacarados. Por su desgaste, seguramente tenían más de 50 años.— Heidegger debió haber sido un hechicero muy poderoso, porque aquí dice que logró dominar el Ser y Tiempo y que siempre estaba-ahí, aunque ni idea de por qué el guión. Debe ser un conjuro que aún no conocemos.
— Lo sé Harry, pero a veces me digo, ¿Qué tal si la sección prohibida está prohibida por una razón? Las autoridades deben saber lo que hacen...
— ¿Saber lo que hacen, Hermione? Ese viejo Dumbledore oculta la Piedra Filosofal en un colegio para niños y coloca trampas mortales por todas partes a plena luz del día cuando tenemos once años. Es claro que es incompetente y senil y que en el colegio reina una anarquía pasmosa.
Hermione reflexionó un momento, pero no había manera de no darle la razón a su querido amigo. Además, se veía muy varonil cuando se exaltaba.
— Sí, tienes razón, supongo que Hogwarts no es un lugar muy organizado, con apenas un conserje que ni sabe magia como guardia, Hagrid en el bosque la tiene prohibida... el Colegio está muy falto de autoridad y protección, ¿Entonces qué?
— Podemos revelar la filosofía de Heidegger al mundo y entonces verán que...  —Ron no pudo terminar la oración, porque Harry le pegó un zurrazo en la cabeza.
— Eres bienintencionado por estúpido, mi querido amigo. —Le reprochó el claro líder de la pandilla.— No, a nadie se le revelará nada más que mi palabra. Sabemos que Dumbledore está al borde de la muerte, ¿Y quién le reemplazará? ¿Esa harpía de McGonagall? La única cualidad que tienen es su claro favoritismo por Gryffindor, está claro que las demás casas no tienen habilidad de liderazgo ni cualidades morales.
— Estás diciendo que...
— Soy el Niño que Vivió, Hermione. Aquí eso me da una fama y poder tremendo. Si decimos que Voldemort puede volver en cualquier momento, tendremos la excusa perfecta para que la gente, azotada por el terror, me siga.
— Un enemigo fantasma. — Susurró Hermione.
— No, fantasma no. —Aseguró Harry.— Aquí los fantasmas son reales, pero el enemigo será estrictamente imaginario. Completamente bajo nuestro poder. Así, podremos aplastar a los enemigos que se nos alcen diciendo que actúan bajo la influencia de este gran imaginario. Cuando Draco objete a mi ascensión, decimos que es agente de Voldemort y así todos se pondrán en su contra, y nuestros actos contra él estarán justificados.
— Joder, Harry. —Pronunció Ron, que había sido educado en España.— ¿Seguro que estuviste leyendo a Martin Heidegger y no a Joseph Goebbels?
— ¿Qué sabes de Goebbels? —Contestó Harry con sospecha.
— Eh, solo lo que me dijo mi padre. Como ministro de los muggles, él ha estudiado bastante esas cosas, dice que serán útiles para el futuro.
— Muy interesante, este Arthur Wesley puede ser menos tonto de lo que parece.
— ¡Oye! Es mi papá de quien hablas, tío. Más respeto.
— Veremos si lo merece...
— Si hablamos de ser nazis, mi mamá dice que están mal vistos. —Mencionó Hermione tímidamente, proveniendo del mundo Muggle.
— Vaya, no traigas esa negatividad aquí, Hermione. Por supuesto que no seremos nazis... no nos llamaremos así, para empezar. Pero en el mundo mágico nadie sabe de estas cosas. ¡Los magos viven en una completa burbuja! Sus sistemas políticos y económicos son medievales. Seguro que pasamos desapercibidos...
— No lo sé Harry, tengo un mal presentimiento sobre esto. —Insistió Hermione.
— Entonces deja que te convenza en los dormitorios.

Tras lo que Moon pudo haber imaginado como un claro guiño de ojo y un gesto soez dirigido de Harry a Ron, las tres figuras entonces abrieron un pasaje en la pared, llevándose los cuadernos y desapareciendo en la oscuridad. En el lugar que atravesaron solo quedó una pared lisa de roca sólida.

Al oír al poltergeist Peeves por ahí, Moon huyó velozmente también, y tan consternada que dejó su libro caer al suelo.

Colección[editar]

Notas[editar]

Las notas son tan ficticias como los contenidos.

  • Moon Amabien, a diferencia de Luna Lovegood, es de primer año al igual que Harry y sus amigos.

Véase también[editar]

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