Sueños:La caverna

De Bestiario del Hypogripho
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Notificación: Este artículo forma parte del espacio de nombres de Sueños.
Pretende registrar, de manera generalmente fideligna, un acontecimiento tal y como se presentó en el ámbito onírico. No conforma por sí mismo canon en los Omniversos del Bestiario.
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Este artículo forma parte de un ámbito ficcional propio que no es necesariamente compartido con otros contenidos del Bestiario.     Este artículo se compone de contenidos creados por IÑI.  Este artículo está ilustrado con imágenes de autor no declarado, ninguna otra persona, ningún autor adicional y nadie más.  Este artículo es de dificultad intraficcional negligible o nula (0). Debería ser apto para todo público. 

Era un día gris, los árboles se estremecían bajo la fuerza del viento ululante, y junto a éste se podía escuchar a la aislada y vieja casa crepitando como si se quejara de su amarga soledad.

Yo estaba allí, en su hueco y yermo interior. Me sentía como un insecto, como la carcoma que habita en la gruta de algún antiguo mueble.

No había nada en aquella casa, salvo algunas bombillas que oscilaban generando sombras deformes. Subí hasta la boardilla esperando encontrarme con alguna criatura del más allá, pero no había nada. Solo se podía escuchar el ulular del viento y la madera rechinando bajo mis pasos.


Decidí pues bajar lentamente hasta dar con una pequeña escalera que conducía a un sótano. Bajé escalón a escalón, una puerta robusta de metal impedía el acceso, pero estaba abierta, nada iba a evitar que descubriera las entrañas de ese extraño lugar. Al abrir la puerta solo había oscuridad, una gran oscuridad en la que solo pude vislumbrar algunos peldaños de piedra que conducían al subterráneo.

Bajé con cuidado y al atravesar la puerta, ésta se cerró como si estuviera imbuida de alguna clase de inteligencia.

Una tenue luz azulada inundó todo. Ante mi asombro pude ver que las paredes eran de roca irregular y que cada uno de los peldaños eran de una roca finamente pulida. Estaba en una extraña caverna.

Bajé paso a paso hasta llegar a lo más profundo de aquel lugar insólito. Era realmente abrumador. Estaba en el centro de una enorme sala de suelos teselados con piedras de diferentes tonalidades, en lo alto las estalactitas se imponían amenazadoras y las paredes... Las paredes estaban repletas de pequeñas figuras: ángeles, demonios, esqueletos, personas trabajando en tareas, soldados a pié, soldados a caballo... Todas y cada una esculpidas con todo detalle en la propia roca de la gruta.

Era como una catedral saturada de motivos e iluminada por una luz celestial proveniente de algún olvidado lugar entre el cielo y el infierno.

Caminé desorientado, absorto por la belleza de aquel lugar, pasando por pilares naturales esculpidos de igual manera en la propia roca.

Y en una pequeña concavidad me topé con alguien. Por sus vestimentas parecía un viejo fraile que arrodillado sobre la fría piedra lanzaba a lo más profundo de la tierra su última plegaria.

⚜️[editar]

   Artículo original de IÑI
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