Lírica:0004 Espejos

De Bestiario del Hypogripho

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La sobrecarga de pensamientos es demasiado amplia para perderse. Estamos apesadumbrados con estos pensamientos, porque sus millones de toneladas son las voces de los vivos y de los muertos mezclándose en un coro fastuoso. Y no sabemos quiénes son los monstruos, si los muertos por cantar o nosotros por escucharlos. Los verdaderos pensamientos nunca pueden ponerse en palabras, están prohibidos, tienen consecuencias horribles. Entonces todo lo que hacemos es rodear los pensamientos y los sentimientos, dar vueltas alrededor de ellos, y mirarlos oscuramente, por espejo.
¡Odiaba tanto ese espejo! Ese espejo que no dejaba ver el mundo real, que no dejaba encontrarse con las personas en serio, ese espejo que daba vueltas y ponía de izquierda a derecha o vice versa todos los pensamientos, haciéndolos ilegibles. Espejo que es el lenguaje. Espejo que es el protocolo. Espejo que es lo-que-todos-esperamos-en-una-conversación. ¡Espejo que no podía romperse siquiera en un escrito! Este espejo nos rodeaba en todas las direcciones, era nuestra realidad toda y nos devolvía nuestro grotesco reflejo distorsionado. No sólo invertido, sino que sus superficies convexas y cóncavas, como las cámaras de los teléfonos celulares, nos volvían gordos, flacos, distantes y severos, horrendos y alienígenas a nuestra propia visión.
Era hora de tener mil manos de picahielos, era hora de romper estos espejos fríos como la indiferencia, glaciares como el silencio de los polos, agua como nuestro propio cuerpo. Romper los espejos era romper las barreras a nuestra verdadera vida, romper los muros terraplanistas de la Antártida y liberar el planeta a la infinidad de otros continentes que serenos esperaban.
Yo quiero romper este espejo que para la persona común es invisible, como el agua de los océanos a los cadáveres hundidos, puesto que no conocen un mundo sin las distorsiones de los espejos de lo que debe-ser-aceptable. Perder el espejo es estar loco. Pero la locura termina cuando no queda una sociedad espejada que la mire desde afuera. Por TV, por radio, en las aulas, en las conferencias de las universidades, en el retrete inteligente de Peter Thiel, en la proyección gigante azul de Klaus Schawb, y en la realidad virtual zucceada por Meta.
Los picahielos vuelan en espirales de todas las direcciones, sostenidos por manos invisibles de esperanza. Se lanzan a pinchar todas estas burbujas, de contención social/viral/astral/cortesana/epidemiológica/humana. Los Klaus -santos y no tanto- se arremolinan en el retrete inteligente de Peter Thiel, los Zuckerbergs clónicos multiplicados desaparecen en un certificado de servidor caduco, los molinos por supuesto siguen girando con o sin sus reflejos ahora ausentes. No hay fragmentos de su ruptura, puesto que todos estos espejos, hielos y burbujas no fueron más que imaginarios colectivos de nuestra consciencia atrapada por sí misma. Buda sonríe sin verlo. Yo casi le sonrío de vuelta.
Pero recordé que todavía quedaban 3 espejos.

Serie de los Espejos[editar]

⚜️[editar]

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09/04/2022 hta 18:55 hs