Ensayos:Lo caórdico en el pensamiento yattáhico - una teoría neural de lo social

De Bestiario del Hypogripho
Un diagrama real de redes sociales. Nótese la existencia de contados “Puntos estrechos” de conexión entre distintos subgrupos, estando estos generalmente cercana y densamente confederados.

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Representación de estímulo directo para el disparo de una neurona e iluminación de sus axones. Nótese la similaridad del esquema general con la versión social (nodos y conexiones).
Diagrama esquemático de una red neural virtual artificial de múltiples capas. Nótese la simplificación relativa del modelo artificial frente a sus congéneres “naturales”.

El concepto de lo “caórdico” fue acuñado originalmente por un ex CEO de Visa. De todas maneras, y como veremos, la implementación de Mauricio Yattah del concepto no es la misma y no es siquiera del todo asimilable. Para comprender su significancia general, este vocablo y su semántica que ser integrado dentro del resto del pensamiento de manera explícita, cosa que se realizaba frecuentemente en persona. Sin embargo, por supuesto que como parte de la reelaboración social de la señal originaria (tema que tocaremos en breve), este escrito no puede removerse tampoco de “mis propias” contribuciones y las de otras áreas de pensamiento que se vinculan a través del presente análisis.

En aras de especificar las diferencias de la visión yattáhica con la concepción original, vale mencionar que la visión "tradicional" de lo caórdico está imbuida de una valoración positiva, que lo considera un estatus deseable para una organización corporativa. Esto le daría flexibilidad, le permitiría adaptarse a distintos desafíos de manera improvisada, permitiría un nivel óptimo de autonomía de las partes mientras que estas también trabajarían juntas en un proceso integrado, etc. etc. Como resulta transparente, esta conceptualización está embebida en conceptos típicos de un pitch de marketing sobre administración de empresas. Sin embargo, esto no significa que sea falso. Para Mauricio, el concepto de lo caórdico no puede ligarse a un estado deseable de una situación, sino que ya es de por sí la forma optimizada que la naturaleza autoorganizada del Universo (y la Consciencia Superior) "eligió" por iteración y selección para auto-presentarse y auto-actualizarse. En otras palabras, lo caórdico no es un estado ideal que alcanzar, sino un estado presente que estudiar y comprender, un ámbito dado el cual hay que tener en cuenta para desenvolverse.

Desde el punto de vista Yattáhico, la cuestión de lo caórdico no estaba relacionada particularmente estrechamente a la ingeniería interna de una organización o a su cultura corporativa, sino que era el estado natural de la mente humana y -de manera análoga- de la sociedad civil. Podríamos hablar de esta manera de una "teoría neural de la sociedad"; estrechamente relacionada con la teoría de redes sociales descentralizadas. Asimismo, la neuralidad de la sociedad, bajo su funcionamiento caórdico, es inextricable de la cuestión del caos determinista, el efecto mariposa y los equilibrios dinámicos.

Cabe aclarar que el disparo de una neurona no posee un contenido semántico literalmente comparable a la emisión de mensaje por parte de una persona. Resulta claro que la comunicación interpersonal es lenta y posee mayor complejidad en su significado que la comunicación entre las neuronas, las cuales pueden únicamente transmitir unidades más bien básicas de información. Pero mientras que las personas como Mauricio, o como yo, o como vos, podemos procesar y reelaborar –incluso radicalmente– las señales que recibimos y otorgarles nuevos significados, así también ocurre que nuestro propio “output” será reinterpretado por el resto de la sociedad en un proceso comunicativo neural. Para decirlo de una manera típicamente simplificada, el sentido de una idea o de una ideología está socialmente construido. Por eso no es igual, por ejemplo, el pensamiento original y personal de Marx –que no puede ser reproducido exactamente– con la noción social del marxismo como movimiento ideológico con sus tradiciones, historia, vocablos y rituales específicos. Lo primero es análogo al impulso original de la neurona, lo segundo es el sentido colectivamente generado y continuamente regenerado; la práctica, la repetición, la estructura y aún la estética que toda la red neural construye confederadamente alrededor de él. Hay que tomar en cuenta también y por lo tanto, que la confederación de las neuronas en una mente personal, y, a su vez, de las personas en una “mente social”, están integradas como niveles en un sistema total de naturaleza neural fractal.

Bajo estas égidas parcialmente metafóricas subyace, y a su vez sustenta, la asunción de que todos los sistemas de entes confederados funcionan de manera similar. Las neuronas y las personas se conectan de manera análoga. Asimismo, las neuronas y las personas tienen "ideas", que "disparan" sus sinapsis o conexiones sociales. Tanto las neuronas como las personas parecen dispararse en ocasiones de manera pseudo-aleatoria. Algunos de estos impulsos llegan a convertirse en pensamientos coherentes que dominan el cerebro y la sociedad - y otros no. Las conexiones generales preparan el camino para la transmisión de las ideas y mensajes. Es decir, el cerebro, y la sociedad, poseen estructuras sinápticas. Estas estructuras tienen elementos más estáticos y más dinámicos - conexiones más y menos fuertes y duraderas entre personas, y entre neuronas. Tales conexiones estructurales condicionan a la repetición y reproducción de patrones de comportamiento y pensamiento. Generalmente, un comportamiento, y un pensamiento, sea este neural-cerebral o neural-social, se refuerza cada vez que se reproduce. Las sinapsis se fortalecen mediante la repetición y la atención.

Sin embargo, esto no es todo. La parte caótica no es solamente el disparo pseudo-aleatorio de las neuronas en una persona. Y no es únicamente su reproducción (que siempre es parcial y nunca idéntica), sino que esta pseudo-aleatoriedad constantemente modifica el estado general del sistema. Cada repetición es a su vez vieja pero tiene algo nuevo. Una sinapsis se rompe, otra se genera. Las personas nacen, mueren, crecen, envejecen, se mudan, forjan nuevas relaciones y descartan otras. Y de forma no muy distinta también lo hacen las neuronas. Las conexiones neurales por lo tanto se encuentran en continua evolución y ebullición. Cada paso de la comunicación altera también el mismo sustrato comunicativo, y condiciona, por lo tanto, que futuras comunicaciones sean diferentes. Este mecanismo de retroalimentación no sólo condiciona un estado sistémico, sino también una estructura sistémica. En otras palabras, la comunicación a través de mensajes altera y transforma sucesiva e iterativamente al emisor tanto como al receptor.

En algún momento estos equilibrios comunicativos se quiebran y el cerebro, como la sociedad, tiene que cambiar de pensamiento y de forma de actuar. El cerebro, como la sociedad, también está condicionado por constantes estímulos externos desde su entorno, que a su vez, es caórdico. Por ejemplo, los sistemas económicos también funcionarían de esta forma; recordemos que son también confederaciones de entidades que se intercomunican transmitiéndose entre sí información en patrones semi-dinámicos de equilibrios y desordenes. La modificación del entorno económico, político, medioambiental, etc. es susceptible de producir un "choque" en la sociedad que altere sus comportamientos (y que a su vez modifique al entorno también). Sin embargo este choque no es tampoco estático, sino dinámico, y no es necesariamente instantáneo. Puede que la comunicación pueda tener que iterar muchas veces, incluso por un largo tiempo, alterando sus estructuras gradualmente hasta que llegue el punto de quiebre en el cual el antiguo equilibrio ya no puede sostenerse.

De hecho, podemos probar esto en las redes neurales adversariales generativas (GANs), que también se basan en el principio caórdico inherente a los sistemas confederados comunicativos con retroalimentación. Aunque estas redes neurales tienen mala memoria y capacidades limitadas para autoactualizarse bajo el funcionamiento normal (una red neural que constantemente se reentrena es todavía un sueño por no existir los recursos tecnológico-computacionales para lograr esta hazaña), utilizan los mismos principios básicos que el cerebro y la sociedad. En particular, podemos destacar el principio de caos determinista y su generación de números pseudo-aleatorios. Estos sistemas son ideales para la prueba de las tesis que hemos ensayado. Los modelos de texto como GPT-3 y similares, en un contexto conversacional con un ser humano, pueden quedarse atrapados en aparentes "bucles" de retroalimentación donde la repetición de un mismo input tiene el mismo output. En un sistema informático algorítmico tradicional, este bucle sería infinito, puesto que el algoritmo, en ausencia de un cambio en el input (entrada de información), siempre dará predecible y confiablemente la misma operación en el output (salida de información). Pero con las GANs sucede otra cosa: Tras una retahíla indefinida de repetición, algo puede cambiar. El cambio es literalmente impredecible. Puede darse luego de cinco repeticiones, de diez o de mil (la posibilidad de cambio de probabilidades dependerá de la memoria del modelo y otros parámetros de control). Pero es perfectamente posible que luego de decirle algo a un modelo de GAN noventa y nueve veces, y que responda lo mismo noventa y nueve veces, responda sin embargo de forma diferente a la vez cien, sin que haya programado ningún "límite duro" en un algoritmo y menos aún en su "entrenamiento". La presencia de herramientas donde se puede corroborar estas dinámicas, herramientas que se encuentran disponibles para ser probadas gratuitamente por el público en general como AIDungeon, es ideal para conceptualizar la disposición caórdica de un sistema neural. Esto es así porque, a diferencia de la mente humana o la sociedad, estas redes neurales pueden utilizarse en un ámbito teóricamente aislado con input y output estrictamente limitado, controlado, y sin las limitaciones analógicas del medio físico y el tiempo real.

Los comportamientos de estos sistemas que se retroalimentan, como ha sido estudiado incluso en la antropología además de la psicología individual y grupal, "saltan" entre distintos puntos posibles de equilibrio (a veces se llama esto un “equilibrio puntuado”). El caos necesario para alcanzar un nuevo y posiblemente diferente equilibrio es un estado transitorio. En contraste, ante la falta de un nuevo estado duradero de equilibrio (es decir, en un estado indefinidamente largo de caos), el sistema general degenera y se autodestruye. Los sistemas de equilibrio dinámico también son una referencia de ayuda para la biología evolutiva, y contribuyen a explicar por qué los períodos de transición entre especies tienden a ser relativamente y en términos generacionales muy cortos, y los períodos de notoria estabilidad en forma y función, muy largos (recuérdese que la evolución biológica también se basa en intercambio y selección retroalimentada de información genética y epigenética).

Debemos tomar en cuenta para las implicancias sociales y cerebrales el hecho de que las alteraciones de estos estados dinámicos no se dan de forma simultánea en todas las neuronas, ni en todas las personas. Su dinámica es más bien similar a una reacción en cadena. Muchas veces una sola neurona o una sola sinapsis cambia, pero el resultado final del sistema es muy similar (cambio en el sistema < cambio en los estados individuales de sus componentes). Por ley gestáltica, sin embargo, lo opuesto también es verdad. Los cambios de una sola sinapsis o neurona pueden tener efectos desproporcionados en el resultado final (cambio en el sistema > cambios en los estados individuales de sus componentes). En ocasiones, el cambio de una única neurona, de una única sinapsis en un punto clave puede alterar el resultado entero del sistema sináptico. Hay partes donde la comunicación es más ancha y más distribuida, y otras donde es más específica y más angosta. Podríamos llamar a esto un "choke point" sináptico, un ámbito estrecho donde la señal tiene que pasar de un lado del sistema de retroalimentación de impulsos a otro - un espacio clave el cual, si se corta, resultará un impedimento insalvable en la generación del pensamiento final. Y estos canales de comunicación pueden abrirse o cerrarse en base a causas muy sutiles, relacionadas en ocasiones a los estímulos externos y al estado mental (o el ánimo social) general. Por eso también cuando nosotros como individuos pensamos en un problema difícil, podemos pensarlo una, diez, cien veces; tal vez pensamos doscientas veces la misma cosa o las mismas dos o tres “posibilidades”, quizás con mínimas variaciones. Pero a la iteración doscientos una de "Pensar en lo mismo" surge una solución que nunca se nos había ocurrido antes y que ahora parece obvia. Respecto al punto de la impredecibilidad y el desequilibrio, podemos concluir que el caos es una necesidad clave para alterar el estado general del pensamiento y la sociedad, pero que el caos por sí mismo es insostenible (e incluso indeseable). El caos como estado transitivo, sin embargo, es deseable y necesario si deseamos transformar los hábitos de una persona, un grupo o una sociedad. Los pretendidos dueños del mundo también conocen muy bien esto, por lo que estudian el uso hábil de la herramienta de la "crisis" para desarraigar las viejas costumbres y arraigar los cambios sociales que desean. El simple resistir a la "crisis" con una estrategia conservadora sin embargo no puede obtener ninguna victoria significante (incluso la reconstrucción veloz del estatus quo es una derrota para un proyecto revolucionario), por lo que tal vez puede resultar más útil, acorde a la oportunidad del caos, redirigir los estados de crisis hacia otras dinámicas y otros fines. El supuesto desenmascaramiento de las crisis como "falsas" por lo tanto sirven solo a intereses conservadores, que insisten en contra de la evidencia que los recursos no disminuyen, que el crecimiento económico real no tiene límites, que tenemos por supuesto cantidades virtualmente ilimitadas de agua pura, de oro, de energía, de atmósfera y de biósfera; entre otras, todas evidentes falsedades y fantasías que pretenden reconstruir un mundo que se ha probado literalmente insostenible. Las clases dominantes a escala global han sido inteligentes –para sus intereses– en dejar el negacionismo abierto de las dinámicas históricas del capital, para pasar directamente al "crisis management"; bajo este esquema, la crisis no puede ser impedida, pero puede ser "dirigida" hacia sus intereses (la construcción de un nuevo equilibrio que les sea favorable, forjado desde el caos). Debemos, por lo tanto, no negar la crisis, sino apuntar más claramente a sus causas y sus consecuencias ("la COVID", y la guerra en Ucrania, son máscaras para problemas estructurales más profundos y la ya antes vaticinada recesión del 2020 por la sobrevaluación del comercio y los mercados respecto a sus pronósticos de crecimiento y cadenas de suministro, crisis estructural que seguimos viviendo y se profundiza cada vez más, y que junto con la "revolución" de las redes neurales artificiales y la automatización de la producción técnica, intelectual y artística amenaza con arrasar las tan mentadas "fuentes de trabajo"); mostrar las desventajas y trampas del manejo hegemónico que se hace de esta crisis, y redirigir su curso hacia la concreción de nuestros propios proyectos.

La revolución social, incluyendo la "RE-Evolución Humana" que pregonaba Mauricio, se propugna bajo estos términos de la asunción de un entorno caórdico en el cual largos equilibrios de "auto-orden" se alternan de manera poco predecible con intensos momentos de caos que a su vez es madre de nuevas formas sociales e individuales de pensamiento y autoorganización. Algunos de estos movimientos y dinámicas post-caos prosperan y transforman de forma duradera la sociedad; otras dinámicas, como las asambleas populares participativas y los mercados autogestivos de trueque tras el 2001 argentino, son asfixiadas mientras el "viejo orden" resurge y se restaura. Si bien esto significa que perdieron la batalla, la guerra por el orden (social y neural) tiene infinidad de iteraciones y su resultado siempre es provisorio. De esto podemos destilar también que el "fracaso" de una idea o una forma de organización en una situación y momento particular, situación en la cual influyen factores impredecibles (de naturaleza económica, ambiental, cultural, tecnológica, etc.) no significa necesariamente la "inviabilidad" de esa idea o formato en general o de su dinámica basal. Sólo podemos hablar con seguridad de su incompleción o incapacidad coyuntural para generalizarse, confederarse y/o estabilizarse de manera amplia y duradera. La acción social yattáhica, y la historia de vida de Mauricio Yattah, debe ser entendida bajo estos términos también. La aparente "repetición", con infinidad de variaciones, de las mismas "ideas base" son el intento de encontrar al resto de la sociedad en un estado reflexivo, y no refractario, de los impulsos constantes de esa "Neurona" individual. Si el estado de la sociedad es caórdico, siempre cabe la posibilidad de que los innumerables factores internos o externos alteren el estado general del sistema sináptico social a un estado en el cual el mensaje se propague. Todos los pensamientos complejos pueden surgir del disparo de una sola neurona, que a su vez se transmite a su círculo inmediato, de estas a otras, y así sucesivamente hasta "iluminar" el cerebro (actividad iluminada que por ejemplo se puede ver en un MRI cerebral). Este pensamiento no tiene por qué ser "gradual" o construirse como una serie de "Instituciones" semánticas, sino que se activa como una reacción en cadena de cascada, o una avalancha donde la más pequeña piedra puede ser lo que faltaba para que todas las rocas de una ladera rueden. En otras palabras, importan más las especificidades estado general sistémico de la sociedad al recibir un mensaje, que el contenido o la fuerza del mensaje en sí. Lo cual significa que un mensaje o acto que parece en algún momento una cansina repetición, frente a la cual todo es desoído, puede en otro instante y circunstancia ser el mensaje profético que "La gente" necesitaba escuchar.

Podemos mencionar también la práctica de la resistencia individual y personal a la propagación de mensajes y reproducción de sistemas nocivos; esto está relacionado como la "inviolabilidad moral" del individuo. Esta negación (o "negación de la negación", porque se niega a negar su propia autonomía como exige el sistema) merece su propio escrito; pero baste decir que está estrechamente relacionada también con la teoría de sistemas caórdicos. En momentos "normales" de estabilidad, la negación de una neurona a disparar como se espera que transmita los mensajes que recibe es casi inmaterial; tiene un efecto cercano a nulo en el sistema general. Pero en momentos de debilidad de ese sistema, en los cuales tal vez sí depende de estas pocas neuronas para retroalimentar su mensaje y reproducirlo, esta diferencia puede ser clave. De hecho, puede resultar, en sinergia con el resto de los factores de vulnerabilidad, la falla que lleve al desbaratamiento del sistema de retroalimentación y el restablecimiento del caos. Por lo tanto, la resistencia individual, por más que pueda a llegar a primera vista a parecer absurda o inútil, nunca es del todo banal, puesto que las situaciones que permiten esta degeneración sistémica -y por lo tanto, que abren la puerta a un efecto duradero de la resistencia- no son inmediatamente evidentes y pueden resultar impredecibles.

Como crítica neural formulable a la praxis original de Mauricio, podríamos mencionar que si bien variaba las palabras y los medios del mensaje, era todavía demasiado "insistente" en su contenido. Podemos pensar que es vital para la transmisión de un mensaje ese círculo inmediato de neuronas que deben ser activadas por la neurona instigadora. Los constantes "disparos" de las mismas sinapsis pueden generar estatus refractarios en las otras neuronas, que aprenden a ignorar ese estímulo reiterativo de bajo período o que llega a ser casi continúo. Por el contrario podríamos pensar en la necesidad de construir sincronicidad y sincronización, de tal forma que los disparos nucleares del mensaje encuentren los puntos claves para pasar a ámbitos neurales más amplios y generar esa reacción en cascada. El número de personas en una sociedad, como el número de neuronas en el cerebro, es inmenso. Aunque todo empiece con una, se necesita un impulso sincrónico de miles (decenas de miles, cientos de miles, etc.) para instigar en los sistemas generales un pensamiento coherente y duradero. La construcción paulatina de esta sincronicidad entre neuronas puede darse casualmente, pero es más confiable que se canalice a través de organizaciones formales o informales (sub-confederaciones) las cuales estén construidas de tal manera que se encuentren preparadas para "rebotar", sincronizar las sinapsis, y transmitir al exterior un mensaje. Vale recordar que esto no significa regenerar lo descartado inicialmente, la aspiración a construir un sistema caórdico; sino más bien, la prefiguración de la conformación de uno o más subgrupos densos de alta organicidad con relaciones semánticas estrechas, el cual se autoregula para un propósito que lo organiza y lo define. Por supuesto, este punto puede y debe ser elaborado en sentidos organizacionales tácticos y estratégicos. Podríamos empero ensayar el anticipar que tales grupos solamente pueden ser construidos mediante y para el mensaje; es decir, que no pueden ser prediseñados externamente, y menos de manera independiente a sus condiciones y conclusiones [1].

Conviene recordar que la porción más objetivable de estos temas ya es ampliamente estudiada por especialistas en teoría de sistemas, neurología, algoritmos de webs sociales, avanzadas publicitarias, etc. etc. Y también, seguramente que es utilizado en el diseño de políticas de contrainsurgencia; atacando, por ejemplo, a personas clave designadas como "instigadoras", nodos clave, o transmisores de impulsos a través de canales estrechos. Armarnos de este conocimiento nos permite utilizarlo también para elaborar estrategias “re-evolucionarias” eficaces y mejorar nuestras propias oportunidades de éxito.


⚜️[editar]

   Artículo redactado por NimoStar
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  1. Dentro de lo neural, podemos pensar que en un cerebro o estructura análoga, la estructura de un pensamiento es el pensamiento; la manera en la que las neuronas se comunican y sincronizan indica una forma u otra de pensar y de sentir. De similar modo, podemos pensar que la estructura de un sistema social es en la práctica idéntica a su contenido ideológico. De esto surgen sendas conclusiones, como que no se puede construir una sociedad horizontal e igualitaria a partir de expandir una estructura ideológica vertical y desigual.