El paraíso de los arqueólogos

De Bestiario del Hypogripho
Un Arqueosapiens.

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Había tanta tensión acumulada en la habitación que podía sentirse. La tensión espesaba la atmósfera, no sólo porque estuvieran bajo tierra, sino por las decisiones que iban a tomar.

Bal’oren: Señor, no nos queda otra opción.
Antucyus: Esperad un poco más.
Bal’oren: Nuestras fuerzas han caído.
Antucyus: Aún queda gente ahí fuera.
Bal’oren: Los enemigos han conquistado nuestro territorio, señor.
Antucyus: Falta una última comunicación.
Crolme: Señor, aquí llega. Un mensaje de las tropas de la superficie.
Dalman: Señor, el perímetro interno ha caído. No podemos asegurar el edificio central.
Bal’oren: Aún nos queda un arma para apartar a nuestros enemigos definitivamente.
Antucyus: ¿Crees qué no lo se? ¿te parece muy fácil a ti?
Bal’oren: No señor, no he dicho que fuera una decisión fácil.
Antucyus: Tráiganme los maletines blindados código "Botón Rojo".

Acto seguido, dos ciudadanos se movieron de sus puestos en la habitación y abrieron la cámara de seguridad. De ella extrajeron dos maletines cromados de un gris reluciente y se los presentaron a su jefe.

Antucyus: ¿Sabéis que nadie sobrevivirá a esto, no?
Erminius y Folmes: Lo sabemos señor y estamos con usted.
Antucyus: Que la deidad nos asista en nuestras decisiones.

Y dicho esto, el líder del SGCM, el Sistema de Gobierno Coordinado Mundial de Okapsed, giró las dos llaves de seguridad, metió los dos códigos secretos y apretó los dos botones rojos. Y toda la vida usual en un millón de kilómetros a la redonda dejó de existir en un resplandor nuclear.

Había sido una bomba especialmente diseñada para desintegrar los entes vivos pero dejar cualquier objeto inerte intacto. Se podría decir que era como una versión mucho más avanzada y destructiva de la bomba de neutrones.

Una nueva era en Okapsed[editar]

Durante los siguientes milenios, la radiación siguió su curso y todos los que intentaron posarse en la superficie de Okapsed perecieron, dejando el planeta tal y como lo encontraron. Los telescopios y las estaciones astronómicas que algunas vez habían apuntado hacia Okapsed registraron a lo largo de los milenios siguientes el descenso de la emisión de las ondas propias de la civilización. Y solo un fondo de ondas nucleares les llegaba con lo que dedujeron que el planeta había pasado a estar deshabitado.

Un día, una nave de reconocimiento cogi pasó por los alrededores de su Sistema Estelar (SE) y marcó a Okapsed como "ubicación a proteger en secreto". Un tiempo más tarde, una escuadra de pioneros Cogi construía una Dinamo Estática Subetérica a las afueras del SE. Este generador de energía era casi indetectable y les permitiría crear un puesto de avanzada desde el que monitorizar las labores de conservación y defensa de Okapsed.

Habiéndose extendido en ciertos círculos el rumor de que había un nuevo planeta fértil listo para ser colonizado, no dejaron de venir saqueadores y especies belicosas por mucho que supieran que la radiación seguía allí dentro, cuidando de que nadie profanara el hogar de sus antiguos dueños.

Más milenios pasaron. Tal cantidad de tiempo que la radiación parecía remitir. Y las esporas y las formas de resistencia de las criaturas autóctonas que se habían obstinado a sobrevivir iniciaron de nuevo sus procesos químicos. Con tanto nitrógeno proveniente de materia muerta hace milenios poblando el suelo, el resurgir de estas formas de resistencia no iba a ser tan difícil como se había temido.

En estas andaba el planeta cuando los Trougtons pensaron que robar todo lo que cupiera en sus bodegas de carga era una buena idea. No podían estar más equivocados. Antes de que se acercaran a 1 UA del planeta, los Cogi ya les habían pinchado las telecomunicaciones y esperaban a que toda la flotilla estuviera próxima.

Cuando las primera naves trougton se acercaban al planeta, los Cogi levantaron un escudo de energía en torno a él, cubriéndolo totalmente. Y al mismo tiempo, la nave nodriza se vio envuelta en una capa de espuma omniaislante. Los Trougtons pensaron que eso había sido obra de los fantasmas de los Okapsedanos y escaparon corriendo de allí.

Se corrió la voz de qué Okapsed estaba embrujado por los fantasmas de sus antiguos pobladores que defendían tesoros arqueológicos sin cuento. A esto, muchos cazarrecompensas solitarios se unieron, pero cuando pensaban que ya estaban llegando, pasaban inadvertidamente por un agujero de gusano y salían fuera del SE.

Pero sí hubo especies que lo consiguieron. Y hasta algunas pusieron bases permanentes en su superficie. Como la especie de los Arqueólogos de los Astrolabios.

Un Arqueólogo de los Astrolabios, por Jakeukalane.

Los Arquesapiens[editar]

Pero la primera especie fue la especie de los Arqueosapiens. Los Arqueosapiens son unas criaturas que parecen como desenterradas de una excavación arqueológica. Aunque crecen con la edad, siempre parecen estatuas perdidas en el tiempo. La mayor afición de los Arqueosapiens es descubrir cosas nuevas del pasado y entorno a esto gira toda su cultura.

Los primeros Arqueosapiens llegaron unos meses después de que unos Astucix intentaran colarse en Okapsed con un módulo de camuflaje XR-5 y un disruptor espacio temporal y no lo consiguieran. Eran pocos los Arqueosapiens, tres naves de seis pasajeros cada una y entraron en la atmósfera de Okapsed sin ningún problema.

Lo que vieron desde el aire les maravilló. Ciudades enteras de rascacielos por explorar. En este planeta podrían pasarse la vida miles de arqueólogos y no haber descubierto ni el principio. Se serenaron cuanto pudieron y recuperaron el tono pétreo que mostraban por fuera. Aterrizaron en un aeropuerto abandonado en el que al salir ponía: "Bienvenidos a Nueva Opticon". Tenía aspecto de capital. Examinaron el aire y el suelo. Tenía trazas de haber tenido radiación hasta hace poco, pero ya las plantas estaban volviendo a cubrirlo todo, lo que en parte era una pena, ya que con el regreso de la vida, las pruebas se conservarían peor. Habiendo hecho los análisis rutinarios se embarcaron de nuevo y volvieron para informar.

Para cuando los Cogi acabaron de establecer el protocolo de convivencia y que investigadores y estudiantes pudieran hacer sus tesis en el planeta así como que los Cogi lo registraran "historioscienticamente"[n 1], docenas de razas lo estudiaban ya. No les estaba permitido llevarse muestras a sus planetas. Pero ni siquiera habían oído hablar nunca de esa medida de protección. También les extrañaba que no hubiera saqueadores y para ellos mismos pensaban que alguien velaba porque este planeta fuera y siguiera siendo el paraíso de los arqueólogos.


Dedicado a Alberto Pino y a V. A..

Notas[editar]

Las notas son tan ficticias como los contenidos.

  1. Siguiendo la disciplina cogi de la "historioscientia".

Referencias[editar]

  • Creación en papel, 2015. Inspiración a posteriori. El relato está basado subconscientemente en el relato de Isaac Asimov "Sentencia de muerte" aceptado por John Campbell el 8 de julio de 1943. En él hay razas superiores e inferiores, un planeta llamado literalmente "El paraíso de los arqueólogos" y una capital cuyo nombre empieza por "Nueva".

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