Catoblepas

De Bestiario del Hypogripho
Un Catoblepas, por Jan Jonston, en el Historia naturalis de quadrupedibus, Amsterdam, 1614.

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El Catoblepas tiene cuerpo de búfalo y cabeza de cerdo. Su respiración o su mirada fija podían convertir a las personas en piedra o matarlas. Plinio lo ubicaba en Etiopía.

Descripciones[editar]

Plinio el Viejo[editar]

En el Libro VIII de Historia Natural de Plinio el Viejo (siglo I de nuestra era) —en traducción y comentario de Gerónimo de Huerta— se describe así[b 1]:

"La Catoblepa, llamada así por su pequeña vista, es una ponzoñísima fiera, de la cual escribe Eliano estas palabras: como sea cosa cierta, que África cría muchas y diferentes bestias fieras, se tiene por cierto que cría también una llamada Catoblepa la cual es semejante al toro feroz y de espantosa forma. Tiene las orejas altas y estiradas, los ojos vivos y sangrientos, no mira derecho, sino bajada la cabeza hacia la tierra. Tiene clin[r 1] semejante al caballo, que empieza desde la cabeza y se esparce por la frente, cubriendo el rostro, con lo cual parece más feroz: se sustenta de paciendo venenosas yerbas y cuando mira luego se le eriza el pelo y levanta en alto la crin y empinando la cabeza y abriendo la boca, echa por ella un aliendo agudo y horrible con que se empozoña y corrompe el aire y las aves y animales que lo respiran caen sin poderse mover.
Esta opinion de su forma es muy diferente como vemos de la de (que cuenta) Plinio, pero Celio Rodiginio[r 2] (intérprete de Ateneo) dice que en Libia hay unos animales llamados Catoblemas semejantes a ovejas silvestres, cuyo aliento es pestilencial, porque con él perecen todos los vivientes a quien llega y no es menos cruel su vista, pues levantando el cabello que cae de la crin con que se cubren los ojos, mata con solo el mirar, y esto se conoció claramente cuando unos soldados de Mario que vivían en su ejército contra Yugurta: vieron en un monte esta fiera y entendiendo ser oveja silvestre, viendo que llevaba bajada la cabeza hacia la tierra y se venía moviendo muy poco a poco, fueron contra ella con sus espadas para quererla matar: pero ella turbada y con sobresalto levantó la cabeza, y echando hacia atrás la crin que le cubría los ojos, en mirando a los soldados con su vista cayeron muertos, y aunque acudieron unos y otros murieron todos sin llegar a ella, hasta que supieron de los habitantes de aquella tierra, la propiedad de aquel venenoso animal y entonces mandó Mario que ciertos nómadas espiándola de lejos, le tirasen flechas y así la mataron. Y escribe Laurencio Romano, que envió Mario la piel desta Catoblepa a Roma y la pusieron colgada en el templo de Hércules, sin que ninguno que conociese de que animal podía ser. De donde se sigue ser verdadera la opinión de Plinio y parece más conforme a razón, porque siendo tan venenoso animal, no era necesario ser tan feroz como Eliano le pinta. En este animal tan venenoso y malo se puede considerar la misericordia y la sabiduría de la naturaleza que le dio aquella larga crin para que le se cubriera la vista e hizo que tuviese la cabeza muy psada, para que la trayese caída y anduviese mirando a la tierra, porque de otra forma, si la trayera ehiesta y descubriera la vista, no quedaría viviente libre de la ponzoña.

A diferencia del Basilisco, no mata lo que mira sino que es muerto lo que le ve a él. Esta es una sutil pero importante diferencia ya que el Catoblepas mantiene su cabeza siempre hacia abajo con el propósito de no dañar a ninguna criatura. Plinio dice que es por el peso de la cabeza por lo que siempre la bestia tenía la cabeza al nivel del suelo.

Tiene una larga cola y su espalda está cubierta de escamas para protegerse.

Se le asocia frecuentemente al Basilisco, aunque como hemos visto existe una diferencia fundamental en lo mortífero de sus miradas.

Claudio Eliano[editar]

Claudio Ælianus o Claudio Eliano (ca. 175 — ca. 235), en su descripción del Catoblepas, detalla que éste tenía el tamaño de un toro y que era herbívoro (otra diferencia más con el Basilisco, ya que éste era un carnívoro feroz). El Catoblepas posee una gran melena, cejas lanudas y su mirada ya no es mortífera. Para Claudio Eliano, su aliento venenoso proviene de las hierbas que come.

Bartholomaeus Anglicus[editar]

Bartholomaeus Anglicus o Bartolomé de Inglaterra (siglo XIII de nuestra era), en el libro 18 del "De proprietatibus rerum":

"Entre los Hespérides y Etíopes hay un pozo, muchos hombres creen que es la cabeza del Nilo, y al lado hay una bestia salvaje llamada Catoblefas, y tiene un poco cuerpo, y agradable en todos los miembros, y una gran cabeza que cuelga siempre hacia la tierra, y de lo contrario sería dañino para la humanidad. Para todos los que vean sus ojos, deben morir de una vez, y el mismo destino tiene la cocatriz..."[b 2].

Gustave Flaubert[editar]

Flaubert describe a una variante del Catoblepas que no tiene mucho que ver con los demás:

"Es un búfalo negro con la cabeza de un cerdo, colgando cerca de la tierra, unido a su cuerpo por un cuello delgado, largo y suelta como un vaciado intestino. Se revuelca el suelo, y sus piernas son ahogadas bajo la gran melena de cerdas tiesas que esconden su cara".

Referencias[editar]

Las Referencias aluden a las relaciones de un artículo con la "vida real".
  1. Crin.
  2. Se refiere a Ludovico Ricchieri.

Bibliografía[editar]

La Bibliografía se compone de recursos informativos que existen en la "vida real".

Enlaces externos[editar]

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⚜️[editar]

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