Carne de avispero (enfermedad)
La carne de avispero o vespalvearismo es una enfermedad letal causada por la avispa parásita de diseño genético Vespalvearis Sp., llamado comúnmente anidador de la carne. Es una parasitosis cosmopolita, extremadamente contagiosa. Alcanza a todas las capas de la población y constituye una enfermedad parasitaria frecuente y de relativamente fácil tratamiento.
Origen[editar]
El anidador de la carne, Vespalvearis Sp, comenzó a ser diseñado por la empresa estadounidense Pharmafoundry durante el año 2074 d.C, a mediados de la Segunda Guerra Fría. Se tomaron como modelos genéticos diversas especies de himenópteros parasitoides simbiontes de virus, así como algunas especies de avispas eusociales y colménicas comunes.
Etiología[editar]
El causante de esta enfermedad es el "anidador de la carne" o Vespalvearis Sp. que es un himenóptero parasitoide eusocial y constructor de colmenas.
Este himenóptero inocula sus huevos mediante picaduras en animales vertebrados terrestres y semiacuáticos vivos que incluyen mamíferos (y, con ello, humanos), reptiles y aves. También pueden atacar a grandes artrópodos y a cadáveres de animales muertos.
Los huevos inoculados van acompañados por un virus simbiótico inmunodepresor que reduce las reacciones alérgicas y protegen a los huevos y las larvas del sistema inmune del huésped parasitado.
Sintomatología[editar]
Tras la inoculación de los primeros huevos, estos enclosionarán y sus larvas comenzarán a movilizarse en algunos tejidos invadiendo el cuerpo del hospedador. Las primeras partes atacadas suelen ser el tejido graso, y el cerebro. Las larvas devoran el tejido graso y se reproducen en este tejido formando más larvas. En el cerebro, sin embargo, suelen atacar a diversas zonas específicas, zombificando al huésped y llevándolo a un estado de menor inteligencia y mayor agresividad.
Cuando las reservas de grasa se acaban, las larvas comienzan a devorar e invadir músculos, tejido conjuntivo y órganos, llevando a una visible e importante debilitación del huésped. Para este entonces algunas larvas han comenzado a formar pupas en el tejido epidérmico del huésped para metamorfosearse en nuevas avispas parasitoides voladoras que emergerán de su piel y propagarán la infestación en nuevos huéspedes, y que construirán colonias sobre la piel del primer húesped. El virus inmunodepresor también colabora en la mutación del tejido conjuntivo para que este genere estructuras de hueso o queratina similares a panales.
Finalmente, llegado un punto, el primer huésped morirá de un fallo multiorgánico, por hemorragias internas o por diversas infecciones secundarias derivadas de inmunosupresión y las heridas de la piel. Esto suele ocurrir en humanos medio año después la parasitación. Tras la muerte del huésped, el anidador de la carne y sus larvas todavía pueden seguir infestando y consumiendo el cadáver, por lo que el cadáver sigue siendo infeccioso.
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