Buscadores (Eosia y Daresia)

De Bestiario del Hypogripho
Un Buscador, por Steve Argyle, imagen modificada por Jakeukalane.
Este artículo presenta información canónica según fuentes oficiales sobre la hexalogía siguiente:
Elenium y El Tamuli (David Eddings)

ADVERTENCIA DE SPOILERS: Esta sección puede contener detalles de la trama y/o finales. El lector procede bajo su discreción.

Este artículo tiene elementos que forman parte del mundo de Eosia y Daresia.     Este artículo se compone de contenidos redactados por Jakeukalane (y creados por terceras personas).  Este artículo está ilustrado con imágenes de Steve Argyle, modificadas por Jakeukalane, ningún autor adicional y nadie más.  Este artículo carece de bibliografía real que sustente su contenido; se beneficiaría de su adición.  Este artículo tiene una dificultad intraficcional mínima (magnitud 1). Debería resultar accesible para el público en general. 

Los Buscadores son seres vagamente insectoides (puesto que en realidad ninguna categoría define de manera perfecta a los seres convocados por el dios mayor estirio Azash) de gran fuerza y poder que se alimentan de humanos. Otha, discípulo de Azash, ha controlado a varias de estas criaturas. En el continente de Zemoch, donde gobierna Otha, son usados para perseguir a los esclavos fugitivos.

Estudio[editar]

Algunos estudiosos han hecho notar el parecido de los Ra'zac con estas criaturas, al menos en cuanto a su apariencia en su forma de larva y a su ciclo de desarrollo y manera de actuar, si bien su apariencia en la edad adulta difiere por completo.

Individuos conocidos[editar]

Un Buscador en particular siguió a Falquián, Sephrenia, Flauta y el grupo de soldados eclesiásticos que buscaban el Bhelliom. Tenía la misión, como anteriormente también le fue encargada a un Damork, de acabar con Falquián para evitar que éste se hiciera con el Bhelliom.

Apariencia[editar]

Son bastante altos y extremadamente delgados, rayando en lo esquelético. Tienen la espalda deformada (por unas desagradables alas) y llevan un sayo negro con capucha, con lo cual sus características no se pueden apreciar con detalle. Esto es una suerte puesto que su rostro es horrible hasta extremos increíbles. Caminan espasmódicamente, como si las rodillas, demasiado juntas, no se flexionasen hacia adelante. Sus brazos no acaban en manos sino en algo muy semejante a las pinzas delanteras de un escorpión o de un cangrejo. De su capucha se desprende un tenue resplandor con un matiz verdoso en él, tan débil que la mayoría de la gente lo pasa por alto.

Este destello verdoso es hipnótico, lo que permite a los Buscadores acercarse a humanos y picarlos. Los Buscadores son capaces de controlar a través de su mordedura a grandes grupos de seres humanos. Cuando cualquier ser humano, no importa su grado de entrenamiento o fortaleza mental, cae bajo el influjo de un Buscador pierde totalmente su voluntad. Exteriormente adquieren la apariencia de estar medio dormidos, con semblante inexpresivo y ojos apagados. Cuando luchan contra algún objetivo enemigo de los Buscadores, estos hombres de expresión embotada pueden recibir espantosas heridas o ser abatidos sin emitir ni un solo gemido. Este efecto dura lo que les reste de vida, que no suele ser mucho ya que en cuanto el Buscador deja de necesitarlos, los consume, absorbiendo sus fluidos vitales y dejando tras de sí un un cadáver disecado.

Comportamiento[editar]

Su comportamiento similar al de un insecto también se pone de relieve en su manera de enviar grupos de soldados: manda grupos reducidos para localizar su objetivo, de manera parecida a cómo lo haría una colonia de abejas o de hormigas. Además, el Buscador percibe cuando estos grupos son eliminados.

Características[editar]

Los Buscadores pueden ver a gran distancia en la niebla y la oscuridad. Tienen un oído muy fino y un agudo olfato, con el que rastrean a sus piezas. A diferencia de otros seres oscuros que no soportan la luz del día, este no es el caso de los Buscadores. Sin embargo prefieren atacar en terreno abierto en vez de en el interior de los edificios.

Sus alas no maduran hasta no haber alcanzado la edad adulta por lo que en las fases tempranas de desarrollo no vuelan. Además, han de estar en el suelo para captar el olor de su futura presa. Si sus víctimas viajan en barco o llueve, este sentido se torna menos efectivo. Por lo general viajan a caballo, y, dado que controlan las monturas del mismo modo que a las personas, los Buscadores se limitan a cabalgarlas sin descanso hasta que caen muertas de fatiga, y luego se adueñan de otras. De esa manera pueden recorrer un terreno considerable.

En la fase larvaria (similar a la de una oruga o un gusano, si bien no enteramente) tienen el cuerpo segmentado, muy pálido, delgado y dividido en el medio por una cintura similar a la de una avispa. En este estadio, la capa exterior de piel no está completamente endurecida y por las ensambladuras transpira una especie de icor[r 1] (baba) de color grisáceo semejante al pus para protegerla del contacto con el aire.

Cuando llega al estado adulto, su cuerpo se endurece y oscurece, transformándose en una especie de pupa. La capa seca es desgarrada entonces por la ninfa, de un negro resplandeciente y que en sus primeros momentos permanece mojada. De los hombros brotan unas alas traslúcidas de insecto que debe secar. Una vez deshumedecidas, se tiñen de una tonalidad roja como la sangre y comienzan a agitarse a gran velocidad para poder elevarse por los aires.

Las larguiruchas extremidades de su fase adulta presentaban múltiples articulaciones. No tienen un rostro propiamente dicho, careciendo de boca, sino únicamente un par de ojos saltones (prominentes y enormes), unas abiertas fauces rodeadas de una serie de apéndices puntiagudos con forma de colmillo y delicadas antenas.

Ni siquiera Azash puede controlar a un adulto. Todo cuanto les interesa en la madurez es reproducirse.

De quedar un par de adultos sueltos, convertirían el mundo entero en una colmena y alimentarían a sus crías con todas sus criaturas vivientes. Azash mantiene una pareja a fin de preservar la especie en un lugar del que no pueden escapar. Cuando una de las larvas que utiliza como Buscadores se acerca a la madurez, ordena matarla[r 2].

Suponen un grave peligro, no sólo por su capacidad de reunir ingentes cantidades de soldados; auténticos ejércitos bajo su control que arremeterán sin temor alguno contra los objetivos que el Buscador les indique, sino porque aunque apenas tienen algo semejante a un cerebro, esto no tiene importancia, puesto que es Azash quien les infunde su espíritu y sus pensamientos. Incluso puede hablar a través de su boca, aunque el sonido resulte distorsionado y sibiliante.

Aun grupos de caballeros las ordenes eclesiásticas de Elenia, versados en las artes mágicas estirias, pueden llegar a tener grandes problemas en hacer frente a un Buscador. El haber realizado un aprendizaje de estas artes mágicas puede, sin embargo, agudizar los sentidos para poder percibir el resplandor hipnótico antes de que sea demasiado tarde. Algunos caballeros pandion también son capaces de detectar la simple presencia de un Buscador de las cercanías, en forma de una imprecisa inquietud. La malevolencia en oleadas que irradian cuando ya no es necesario pasar desapercibidos es perceptible incluso por los humanos no versados en las artes mágicas.

Cuando se enfrentan físicamente emplean su energía mental para descargar potentísimos golpes a sus enemigos.

Su risa es metálica y fuerte, desagradable sonido que puede trocar en inhumanos y agudos chillidos cuando son heridos.

La lucha contra un Buscador para ahuyentarlo o herirlo requiere conocimientos avanzados de magia estiria. La maga Sephrenia ayudada por Flauta consiguió ponerlo en fuga e incluso después, forzó su transformación a su forma adulta.

Para ahuyentarlo lo hicieron gracias a una mezcla de lavanda y diversas especias creadas mágicamente. Esta mezcla, lanzada por gigantescas catapultas con bolas de brea y nafta creaba un denso humo que incapacitó al Buscador durante varios días y permitió a Sephrenia, Falquián y su grupo escapar del asedio que el Buscador había preparado. El humo atacó su sistema respiratorio, muy diferente al de los humanos. Si no hubiera huido le hubiera resultado letal.

De hecho, pese a estar incapacitado, los soldados a los que había mordido siguieron bajo su control, desorientados pero todavía buscándolos.

El Buscador que perseguía al grupo de Falquián también era sensible a la lanza del rey Aldreas. Esto es así porque Falquián poseía los anillos que controlaban el Bhelliom, uno de ellos oculto en la lanza del rey Aldreas. El propio Bhelliom sería capaz de eliminar al Buscador de manera fulminante.

Azash puede convocar la imagen del Buscador, si nota que alguno de sus ídolos está en peligro. Una imagen de un Buscador es tanto o más peligrosa que la criatura en sí misma.

Gracias a un ardid ideado por Sephrenia, ella y Flauta consiguieron enfurecer a Azash mientras controlaba al Buscador, lo que permitió efectuar un hechizo que aceleró su transformación en adulto. Puesto que un individuo adulto sólo tiene en mente la reproducción, dejó de estar controlado por Azash. Al no disponer de boca y no haber ningún otro Buscador sobre la tierra, el Buscador adulto murió al cabo de una semana.

Referencias[editar]

Las Referencias aluden a las relaciones de un artículo con la "vida real".
  1. El Ichor (icor) del griego antiguo ἰχώρ es un fluido etéreo que estaba presente en la sangre de los dioses.
  2. Esto podría ser un paralelismo con los Behemoth bíblicos.

⚜️[editar]

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Este artículo es una copia textual reformateada
de un artículo en el blog del Bestiario.
Puede encontrarse en:
Los Buscadores
Un elemento de este artículo (Ra'zac) está basado en los libros de la saga siguiente:
El legado
No posee ninguna relación canónica con ello.

   Artículo redactado por Jakeukalane
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