Bots:Wendy en las Backrooms - El Oso y el Dinosaurio

De Bestiario del Hypogripho
Notificación: Este artículo está constituido mayormente por transcripciones de Bots.
Sus contenidos fueron creados con la ayuda de una forma de "inteligencia artificial" (generalmente a partir de prompts humanos), y posee mínima intervención editorial. Lo que estos artículos relaten o afirmen no se conforma necesariamente como canon en los Omniversos del Bestiario.

Este artículo tiene elementos que forman parte de la ficción colaborativa de las Backrooms.     Este artículo tiene elementos originales creados por NimoStar. Click para ver todos los artículos de este autor.  Este artículo contiene elementos creados con la asistencia de un bot u otra forma de "inteligencia artificial".  Este artículo carece de imágenes ilustrativas. Puedes ayudarlo consiguiendo una (o más) imágen/es apropiada/s e incorporándola/s. 

Había algo extraño y perturbador en las Backrooms, un laberinto interminable compuesto por habitaciones abandonadas y pasillos desolados. Un lugar donde la realidad parecía desvanecerse lentamente y dar paso a la anormalidad. La protagonista de esta historia era Wendy, una valiente exploradora que se aventuraba en este oscuro rincón del universo en busca de respuestas.

Wendy caminaba por los corredores, su linterna en mano y los latidos de su corazón resonando en sus oídos. Las luces parpadeantes y las paredes desconchadas le recordaban constantemente que estaba atrapada en un lugar donde el tiempo parecía detenido. Sin embargo, la curiosidad y el deseo de descubrir lo desconocido la impulsaban a seguir adelante.

Pero en las profundidades de las Backrooms, las entidades malignas acechaban a los desprevenidos viajeros. Y Wendy pronto se encontró con una de ellas: Winnie the Pooh. Pero este no era el amigable y tierno oso que todos conocían. Su pelaje estaba desgarrado y sucio, sus ojos reflejaban una maldad retorcida y sus garras eran afiladas como cuchillas.

El oso avanzó lentamente hacia Wendy, soltando gruñidos guturales y mostrando sus colmillos puntiagudos. Ella retrocedió, con el miedo palpable en su rostro. Pero no podía dejarse vencer por el pánico. Recordó el propósito de su misión y decidió enfrentar al oso con determinación.

En medio de la oscuridad, Wendy esquivaba los ataques del Pooh malvado, tratando de encontrar una salida. A medida que avanzaba, otra entidad maligna se unió a la persecución: Barney el Dinosaurio. Pero este no era el alegre dinosaurio púrpura de la televisión. Tenía ojos rojos y brillantes, y su risa se convertía en una cacofonía espeluznante.

La situación se volvió cada vez más desesperada para Wendy. Corrió por los pasillos, con Winnie the Pooh y Barney persiguiéndola de cerca. Sabía que no podía enfrentar a ambos al mismo tiempo. El miedo y la angustia se apoderaron de su ser mientras buscaba desesperadamente una salida.

Finalmente, Wendy llegó a una habitación abandonada, un pequeño refugio en medio del caos. Cerró la puerta detrás de ella y se quedó quieta, tratando de controlar su respiración agitada. Pero el alivio fue efímero, porque ambos seres malignos se abalanzaron sobre la puerta, golpeándola y arañándola salvajemente.

Wendy sabía que su destino estaba sellado. En un acto de valentía final, sacó una pequeña botella de cristal de su mochila y la rompió contra el suelo. El líquido adentro comenzó a brillar intensamente y, en un último intento desesperado, gritó un conjuro antiguo.

En un destello de luz cegadora, los monstruos fueron absorbidos por el vórtice mágico. La habitación quedó en silencio, salvo por los sollozos de Wendy, quien sabía que había pagado un precio demasiado alto para sobrevivir.

La exploradora se encontraba ahora sola en la habitación vacía, atrapada en las Backrooms sin ninguna esperanza de escapar. Su victoria pírrica había cobrado su último y más preciado tesoro: su propia libertad. Con lágrimas en los ojos, se sentó en el suelo, abrazando sus rodillas, y contempló un futuro oscuro y desolado.

Así termina la historia de Wendy y su lucha contra las entidades malignas de las Backrooms. Una triste y desgarradora realidad en la que su valentía no fue suficiente para salvarla del destino que el oscuro laberinto le tenía preparado. Un recordatorio sombrío de que, a veces, incluso los héroes más valientes pueden caer víctimas de la implacable crueldad del mundo.

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