Bioformación
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Este artículo contiene información explicativa, desambiguando un tema incluso con la ayuda de conceptos y ejemplos pertenecientes a la vida real (ℝ). Estas referencias a ℝ no deben confundirse con Omniversos ficticios. Las Ficciones del Bestiario son consideradas teóricamente independientes de nuestra realidad desde el Meta-verso. |
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El siguiente artículo contiene ficción que podría ser realizable en la realidad. No debe compararse con otras ficciones menos realizables sobre la vida real. |
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La bioformación es un concepto relacionado con la terraformación. La bioformación tiene como objetivo transformar la vida para mejorar su capacidad de supervivencia, incluso en otro cuerpo celeste (planeta o luna) u otros lugares del universo.
La vida ha evolucionado para estar muy bien adaptada. Con las tecnologías de ingeniería genética y biología sintética que continúan ampliando los límites de lo que es posible, la bioformación también surge de la idea de que es probable que sea más fácil cambiar la vida para adaptarla a otros mundos con tales tecnologías, que adaptar el entorno de esos mundos a las formas de vida de nuestro mundo.
La terrabioformación es un concepto que propone el uso combinado de técnicas de terraformación y bioformación para colonizar otros mundos.
Candidatos a bioformación[editar]
Dentro del sistema solar existen diversos astros aptos para la bioformación. Especialmente, las lunas de hielo que albergan grandes océanos subsuperficiales podrían ser habitadas por formas de vida acuáticas. Algunas de estas lunas presentan grandes retos a causa de la composición química de sus océanos, como puede ser las altas concentraciones de sales (que requerirían el desarrollo e introducción de formas de vida halófilas), o la presencia de amoniaco mezclado con el agua (con lo que se requerirían formas de vida reductoras, hiperalcalinófilas, amoniófilas y metalófilas (el amoniaco puede disolver diversas sales de metales pesados)). Otros obstáculos a superar, es la escasez de minerales y nutrientes en los océanos de mundos de hielo donde el agua no está en contacto con la roca del manto, sino con una capa de hielo de alta presión.
Europa[editar]
Europa es el sexto satélite natural de Júpiter en orden creciente de distancia y el más pequeño de los cuatro satélites galileanos. Fue descubierto en 1610 por Galileo y nombrado por Europa, la madre del rey Minos de Creta y amante de Zeus. Simon Marius sugirió el nombre tras su descubrimiento, pero este nombre, así como el nombre de los otros satélites galileanos, no fue de uso común hasta mediados del siglo XX. En gran parte de la literatura astronómica temprana aparece mencionado por su designación numeral romana, Júpiter II, o como el segundo satélite de Júpiter. Además de haber sido observado mediante telescopios terrestres, varias sondas espaciales (las primeras a principios de los años 1970) lo han examinado de cerca. Es el sexto satélite más grande del sistema solar.
Ligeramente más pequeño que la Luna, Europa está compuesto principalmente por silicatos, tiene una corteza de hielo de agua y un probable núcleo de hierro y níquel. Cuenta con una tenue atmósfera compuesta de oxígeno, entre otros gases. Su superficie está estriada por grietas y rayas, mientras que los cráteres son relativamente raros. Tiene la superficie más lisa de cualquier objeto conocido del sistema solar. Esta aparente juventud y suavidad ha dado lugar a la hipótesis de que existe un océano debajo de la superficie, el cual podría servir de morada para la vida. Esta hipótesis propone que el calor de las fuerzas de marea causa que el océano se mantenga líquido y conduzca la actividad geológica igual que lo harían las placas tectónicas.
El 8 de septiembre de 2014 la NASA informó de que había encontrado pruebas que apoyaban indicios tempranos de placas tectónicas en la gruesa cubierta helada de Europa, la primera señal de tal actividad geológica en otro mundo distinto de la Tierra. El 12 de mayo de 2015, varios científicos anunciaron que la sal marina del océano subsuperficial podía estar cubriendo algunas características geológicas de Europa, lo que sugiere que el océano está interactuando con el fondo del mar. Esto puede ser importante para determinar si el satélite podría ser apto para la vida.
Véase también[editar]
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