Bestiateca:Yeti (DDM)
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Mitología asiática: Yeti |
Yeti[editar]
En Nepal se le conoce como rakshasa, que en sánscrito significa «demonio». Si vives en Canadá, puedes llamarlo sasquatch («hombre peludo» en la lengua indígena), mientras que en los Estados Unidos es conocido simplemente como bigfoot («pie grande» en inglés). Su nombre correcto, sin embargo, es yeti y, según se dice, ha deambulado por el planeta durante milenios. Ya en el siglo IV existían relatos acerca de su existencia, y todavía continúa habiéndolos. Mucha gente asegura haber visto a uno, aunque son pocas las pruebas que indican que la criatura sea real. Pero si hay algún experto al que poder consultar sobre el tema, ese es probablemente Rubeus Hagrid, porque en la lengua tibetana yeti significa «criatura mágica».
Según la mayoría de las tradiciones, el clásico yeti mide entre dos y tres metros de altura, tiene los brazos muy largos, cara de mono y la nariz achatada. Los miembros jóvenes de la especie están cubiertos por una espesa capa de pelo rojo, que se vuelve negro cuando se hacen adultos. Tremendamente fuertes, se dice de ellos que son capaces de lanzar rocas como si fueran pelotas de béisbol. También se mueven a gran velocidad sobre sus grandes pies; son dos veces más rápidos que los mejores velocistas humanos. Se comunican con rugidos y silbidos.
Por desgracia, el yeti no cuida demasiado su higiene personal; prácticamente todas las leyendas hacen hincapié en el hedor que desprende, al parecer tan penetrante que te corta la respiración y se te aguan los ojos.
Con una apariencia tan particular, puede parecer fácil dar con un yeti. Pero incluso el profesor Gilderoy Lockhart, que asegura haber pasado Un año con el yeti, no tuvo probablemente más suerte que la mayoría de los buscadores de yetis. En primer lugar, el yeti es notablemente tímido, y centenares de expediciones que han intentado localizarle han obtenido solo fotografías borrosas y huellas, muchas de ellas falsas. Sir Edmund Hilary, el explorador inglés que fue el primer hombre en llegar a la cima del Everest, dirigió una búsqueda intensiva de la escurridiza criatura (a la que los periodistas apodaron «abominable hombre de las nieves») por el Himalaya. Todo cuanto pudo encontrar fue una calavera enorme y algunas pisadas de un tamaño desconocido en la zapatería de tu barrio.
Además, los lugares que frecuenta el yeti son bastante inhóspitos. Alguna vez ha sido visto en partes agradables de Australia (la gente de allí los llama yowies), en las islas Queen Charlotte canadienses (donde son conocidos como gogete y se piensa que son anteriores a los humanos), en Oriente Medio y, más recientemente, en la localidad estadounidense de Spalding, Idaho. Pero en los lugares en los que la criatura prefiere vivir (las Rocosas, el Himalaya y la zona despoblada del interior de Australia), las condiciones ambientales extremas no favorecen la presencia de viajeros.
Y existe todavía un obstáculo más: el yeti no es precisamente el mejor anfitrión. Algunas historias indican que es bastante tranquilo si no se siente amenazado, pero otras describen un comportamiento agresivo con la gente. El presidente estadounidense Teddy Roosevelt contaba la anécdota de un amigo trampero que se aventuró en territorio yeti con su socio. La criatura, asustada por la fogata del campamento, había acechado desde el bosque unos cuantos días sin atreverse a acercarse a los tramperos. Finalmente superó el miedo y se abalanzó sobre ellos. Uno tuvo un destino bastante desagradable y el otro, por suerte, escapó para contarlo.
Si vagas por el Himalaya en una tarde de nieve, y ves el destello de un pelaje rojo y hueles algo que te recuerda el dulce aroma de huevos podridos, no te olvides de saludar; después de todo, estás ante una celebridad. Luego recoge tus bártulos y pon pies en polvorosa. Puede que el yeti no sea más que una amable «criatura mágica», pero la prudencia nunca está de más[b 1].
Bibliografía[editar]
La Bibliografía se compone de recursos informativos que existen en la "vida real".
- ↑ Allan Zola Kronzek, Elizabeth Kronzek (2010, edición ampliada/digital): El diccionario del mago . Ediciones B, pp. 411-413.
⚜️[editar]
Artículo redactado por Allan Zola Kronzek y Elizabeth Kronzek Incluido con propósitos documentativos, no modificar. |
Artículo transcrito o recopilado por Jakeukalane Por favor, consulta rigurosamente la bibliografía antes de cambiar o añadir algo a las transcripciones. |