Bestiateca:Relatos Verídicos

De Bestiario del Hypogripho

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Historia verdadera o Relatos verídicos es una novela paródica de relatos de viajes fantásticos escrita en lengua griega por el autor greco-sirio Luciano de Samósata en el siglo ii d. C. Es considerada como la primera obra de ciencia ficción[r 1].

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Libro I[editar]

1[editar]

Del mismo modo que los atletas y quienes se dedican a la preparación de sus cuerpos no sólo prestan atención a la buena disposición física y a los ejercicios de gimnasia, sino también al reposo conveniente en el momento oportuno —pues consideran que ésa es la parte más importante del entrenamiento, así también pienso que a quienes tienen preocupaciones intelectuales les conviene, después de la lectura de las obras más serias, relajar su entendimiento y disponerlo más suelto y vivaz para el esfuerzo posterior.

2[editar]

Y les resultaría un descanso si combinaran con esas lecturas suyas aquellas que no sólo les procuraran una diversión refinada y graciosa, sino que también les ofrecieran una cierta perspectiva bastante inspirada, tal cual sospecho que advertirán en estos escritos míos. Porque no sólo les resultará atractivo lo extraño del argumento y lo gracioso de su tema, y el que vayamos ensamblando un montón de pintorescos embustes de modo convincente y verídico, sino además que cada uno de los episodios narrados está figurado cómicamente a la manera de algunos de los antiguos poetas, historiadores y filósofos, que compusieron numerosos relatos prodigiosos y míticos, a quienes también habría citado por su nombre a no ser porque ya a ti mismo en la lectura te van a resultar evidentes.

3[editar]

Ctesias, el hijo de Ctesíoco, de Cnido, compuso su historia sobre el país de los indios y sus prodigios, lo que ni él había visto ni escuchó a otro que se lo contara. Escribió también Yambulo muchas maravillas acerca de lo que pasó en el gran océano, forjando una mentira notoria para todos, pero componiendo un relato, sin embargo, bastante placentero. Muchos otros también escogieron los mismos temas y por escrito han expuesto como propios viajes y peregrinaciones, describiendo los tamaños de las fieras salvajes y el salvajismo de las gentes y la extrañeza de sus modos de vida.

El caudillo de éstos y maestro de ese arte de burlas fue el Ulises de Homero, al contarlo a los de Alcínoo la cautividad de los vientos y hablar de hombres de un solo ojo, devoradores de carne cruda, y otros salvajes, y además de animales de muchas cabezas y de las metamorfosis de sus compañeros por efecto de filtros, prodigios numerosos que él se inventó ante los bobos de los feacios.

4[editar]

Concluí por no reprocharles mucho por todas las mentiras que encontré al leerlos, viendo que eso ya es algo habitual incluso entre los que prometen filosofar. Pero me extraña en ellos lo de que hubieran pensado que pasaría inadvertido que no escribían la verdad. Por lo que también yo, empeñándome por vanagloria en dejar algo a los venideros, para no ser el único desheredado en la libertad de contar mentiras, puesto que nada verdadero tenía que referir —porque nada digno de mención me había ocurrido—, me he dedicado a la ficción de modo mucho más descarado que los demás. Aunque en una sola cosa seré veraz: en decir que miento.

Me parece que así escaparé a la acusación de los otros, al reconocer yo mismo que no cuento nada verdadero. Escribo, por tanto, de lo que ni vi ni comprobé ni supe por otros, y es más, acerca de lo que no existe en absoluto ni tiene fundamento para existir. Conque los que me lean no deben creerme de ningún modo.

5[editar]

Partiendo pues de las columnas de Heracles un día y zarpando hacia el Océano occidental con viento favorable, me lancé a navegar. La causa y el propósito de mi viaje era la curiosidad de espíritu y el deseo de ver cosas nuevas y el ansia por saber cuál era el final del océano y qué gentes eran las que habitaban más allá. Así que, con tal motivo, embarqué todo tipo de víveres y tomé abundante provisión de agua, y enrolé a cincuenta camaradas que tenían la misma intención y luego adquirí un buen montón de armas y tomé al mejor piloto, atrayéndolo con una buena paga, y reforcé la nave —que era un barco ligero como para una larga y dura navegación—.

6[editar]

Así pues, durante un día y una noche navegamos con viento favorable sin dejar de avistar la tierra y avanzábamos de manera suave; pero al día siguiente, a la salida del sol, aumentó el viento y creció el oleaje y sobrevino la tiniebla y ya no era posible ni siquiera extender la vela.

Conque, abandonándonos a las ráfagas y entregándonos, sufrimos la tempestad durante setenta y nueve días, y al llegar al ochenta, de pronto, al brillar el sol, divisamos no lejos una isla alta y boscosa, rodeada por un oleaje suave.

Y por entonces había cesado el grueso de la tormenta. Así que, arribando a ella y desembarcando, como escapados de una larga calamidad durante largo tiempo, nos quedamos allí tumbados. Luego nos levantamos y designamos a treinta de los nuestros para que permanecieran como vigilantes de la nave, y veinte para que se internaran conmigo a la descubierta de las cosas de la isla.

Referencias[editar]

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  1. Wikipedia.

⚜️[editar]

   Artículo transcrito o recopilado por Jakeukalane
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