Bestiateca:Dueños del Fuego (EDLCQNE)

De Bestiario del Hypogripho

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Fuego, Los dueños del[editar]

Los grandes dioses del Olimpo nunca pretendieron que la humanidad disfrutara del precioso regalo del fuego. Lo crearon para su propio disfrute, a partir de los rayos del sol y de los colores del arco iris. Los dioses sabían que el fuego es demasiado peligrosos para confiárselo a los hombres, cuya imprudente curiosidad les llevaría inevitablemente a emplearlo con malos fines.

Pero el fuego existía también en otras muchas partes de los cielos, e incluso lo poseyeron o descubrieron varias criaturas de la tierra. En Norteamérica, numerosas tribus indias recibieron el fuego cuando las tribus celestiales lucharon entre sí y sus flechas y lanzas cayeron a la tierra como relámpagos. En Finlandia, Ukko, el padre de los cielos, creó el fuego al golpear su espada con una uña. La chispa producida cayó a la tierra y se hubiera apagado en un lago, pero una trucha saltó y se la tragó. Un salmón se comió a la trucha, un lucio se comió al salmón, y el héroe popular Vainamoinen pescó al lucio. Al abrir el pescado, la chispa saltó y cayó a tierra, incendiando árboles y casas hasta que Vainamoninen la atrapó en una jarra de cobre.

En algunas partes de la tierra, el fuego estaba latente dentro de algunos árboles y rocas. Los hechiceros descubrieron que, si formulaban los debidos encantamientos, podían producir fuego frotando trozos de madera o golpeando dichas rocas.

En otros lugares, hombres o mujeres sabios obtuvieron el fuego enviando mensajeros al sol para pedirle un poco de su calor. Naturalmente, estos mensajeros eran aves, y por eso muchas aves aún llevan señales de su peligroso vuelo. Las urracas, que en principio eran blancas, llevan ahora marcas negras a consecuencia de las chamuscaduras. Otras aves aún presentan brillantes marcas rojas del fuego, mientras que los cuervos y grajos quedaron completamente chamuscados y negros.

Los dragones con aliento de fuego lo llevaron a muchas partes del mundo, y también había varios tipos de serpientes y reptiles que tenían fuego en el interior de sus cuerpos y se lo dieron a los hombres como recompensa por ayudas prestadas.

Los dioses y otros dueños del fuego advirtieron a la humanidad de sus peligros, pero los hombres rara vez escuchan las advertencias de los cielos. Han encontrado muchas maneras de robar fuego a sus eternos propietarios. Los dioses tiemblan por los humanos cada vez que ven elevarse la nube en forma de seta, que indica que el hombre ha robado aún más fuego del cosmos.[b 1].

Bibliografía[editar]

La Bibliografía se compone de recursos informativos que existen en la "vida real".

  1. Michael Page, Robert Ingpen (1988), Enciclopedia de las cosas que nunca existieron Este icono indica que el enlace anterior es un archivo PDF.Este icono dirige a una versión archivada en Internet Archive del enlace inmediatamente anterior., p. 25-26 (14-15).

⚜️[editar]

   Artículo transcrito o recopilado por Jakeukalane
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