Amoníaco bendito
Contexto fantástico: el contexto de ese artículo es puramente fantasioso. No debe confundirse con la vida real. |
El amoníaco bendito es amoníaco, generalmente presentado en forma de sales olorosas (carbonato de amonio) y más raramente como espíritus olorosos (amoníaco acuoso), que ha sido bendecido o encantado por parte de un alto clérigo, santo o teúrgo.
Su forma de bendición es similar a la de otros artículos benditos como el agua bendita, la sal bendita, el aceite sagrado y la hostia consagrada, sin embargo su uso es muy distinto al dado a estas substancias.
Si bien se sabe que la hostia consagrada se emplea en liturgias de diversas religiones a modo de sacrificio incruento, y que las sales, aceites y aguas bendecidas se emplean litúrgicamente a modo de substancias curativas, purgantes y protectoras, el amoníaco bendito tiene efectos estimulantes y potenciadores.
Se sabe que la exposición continua al amoníaco produce efectos tóxicos e incluso puede llevar a la muerte. Sin embargo, inhalación corta y momentánea de vapores de amoníaco produce un fuerte reflejo respiratorio y cardiaco, despertando a la persona de la inconsciencia, y acelerando su respiración y ritmo cardiaco. No es extraño que diversos deportistas empleen sales olorosas de amoníaco para estimularse antes de un partido o ejercicio, y que estas hayan sido empleadas en el pasado para curar desmayos.
Sin embargo, el amoníaco bendito tiene una utilidad más simbólica y litúrgica. Su inhalación momentánea y el reflejo que produce sirve a modo de símbolo de despertar espiritual, empleándose en algunos rituales de iniciación o de rememoración. No obstante, se dice que el amoníaco bendito, el realmente bendito, tendría efectos fuertemente estimulantes de muy corto plazo, infundiendo a la persona una fuerza y agilidad mental sobrehumanas.
⚜️[editar]
Artículo original de Imontegav Para proponer cualquier cambio o adición, consulte a los autores. |