Sueños:Espacios transliminares

De Bestiario del Hypogripho
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Pretende registrar, de manera generalmente fideligna, un acontecimiento tal y como se presentó en el ámbito onírico. No conforma por sí mismo canon en los Omniversos del Bestiario.
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Una sala blanca demasiado familiar. Una casa austera demasiado vacía. Todas las puertas están abiertas, excepto una: La de entrada. Por un tiempo, calma. Un instante que se extiende. El Sol baña todo y los reflejos tranquilos sobre el mármol dan una sensación de eternidad. Tan alto, y tan lejos. Tan tranquilo.

Pero el silencio conspira, y la soledad conspira. La misma luz es oscura. Los ojos engañan. ¿Cómo llegaste aquí? Si la puerta está sellada, y no tienes llave. ¿Cómo justificarías haber llegado aquí? No recuerdas haber entrado. Este lugar una vez lleno de vida ahora está vacío. Este es el ámbito de la muerte, y de los muertos. La calma es una trampa. Si ha sido el día de otros, ¿No puede ser el tuyo?
Los ojos miran pero no ven; una bruma oscura se interpone entre la pupila y el Sol, una bruma interna e infranqueable. Ecos y ruidos, ¿Qué se mueve, qué golpea, qué pasos y siglas están merodeando por esas escaleras? Hablas, preguntas. Tu voz debe callar. El eco suena a mueca terrible.

Del otro lado de la puerta cerrada algo se mueve, como queriendo entrar. Del otro lado de la puerta cerrada, alguien o algo que no responde a tus recientes, futiles, y ya apagadas preguntas. Una figura que se figura, casi humana. Una silueta sonora hostil e invulnerable, justo más allá de la percepción. Sus ruidos en el límite de lo posible. Su existencia en el umbral de la incertidumbre. Su mediatez distribuida entre todas las entradas posibles, entre todos los momentos imaginables. La presencia estruendosa e incertera acecha superpuesta del otro lado de cada puerta, camina indescifrable del otro lado de cada pared, inescrutable, terrible e indeterminada, lista para atacar.

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