Léese en Alberto Krantz que los finlandeses son brujos y que tienen el poder de indagar el porvenir y las cosas ocultas; que caen en éxtasis y que al despertar cuentan lo que han visto, llevando en testimonio de la verdad un anillo, o una joya, que su alma ha tomado viajando por países lejanos. Delancre dice que estos brujos del norte venden los vientos dentro de ostras a los navegantes, quienes se dirigen entonces a donde quieren. Y Olao Magno dice también que estos mágicos vendían a los navegantes tres nudos hechos con una correa, de los cuales desatando el primero se tenían vientos frecos y favorables, el segundo los levantaba más fuertes y el tercero movía las más horribles tormentas[r 1].